El templo de Jerusalén, eje articulador del Cosmos


El templo de Jerusalén resulta de primordial importancia para entender la primera cristología cristiana. Su estructura, el sumo sacerdocio (especialmente su rol y sus vestiduras) y las fiestas…todo contribuye a explicar la primera experiencia de la resurrección de Jesús. En algunos videos he puesto cómo la estructura del templo juega un rol fundamental en la forma cómo los antiguos entendían el cosmos, la creación, y la historia (ver: http://tomachosj.blogspot.com/2012/03/el-templo-de-lachish-como-paralelo-del.html ; http://tomachosj.blogspot.com/2012/03/dan-high-placemas-sobre-la-estructura.html ). Estos días he estado leyendo Genesis 1 as Ancient Cosmology de John H. Walton y me he topado con un capítulo muy instructivo en este sentido. El autor fundamenta lo que nosotros ya hemos estudiado, los templos se consideraban ubicados en el centro del cosmos, y en sí mismos eran un pequeño modelo del cosmos ( o microcosmos). Es por esto que la construcción del templo se describía en términos cósmicos. En un muy antiguo texto (segundo milenio a.c.) relacionado con los cilindros de Gudea ya encontramos esta idea: Ellos hicieron crecer a la casa como una cadena montañosa; dejadla elevarse en el medio de los cielos como una nube. Ellos hicieron levantarse sus cuernos como un búfalo, les hicieron levantarse sobre todas las tierras como el gisgana (un árbol) de Abzu (A XXI 19-23). En otro texto, esta vez Neo-Asirio, datable hacia el 1000 a.c. se repite el mismo concepto en relación al templo de Assur: Yo elevé a los cielos la cabeza de Esarra, mi Señor que habita en Assur. Arriba, en los cielos, yo levanté alto su cabeza. Abajo, más allá de la tierra yo pusé firme sus fundamentos. Así el templo de Assur, en este caso, tiene sus fundamentos firmes en el subsuelo al mismo tiempo que se eleva a lo más alto de los cielos hacia donde moran poderosos dioses.

Siendo que las construcciones de los templos se describían en términos cósmicos, no es sorprendente que fuesen descritos teniendo funciones cósmicas. Las más importantes o eran nada más ni nada menos que servir de fundamentos para el  universo o el poder sostener la creación dotándola de sentido y evitando el desorden. Muchas veces estas funciones se expresaban en los nombres que se les daban a los templos. Por ejemplo conocemos zigurats conocidos como La Casa que se extiende por las inmensidades del mar; La Casa del gran vínculo celestial; Casa, Montaña del cielo y del subsuelo; Casa, escalera pura del cielo, etc.

Los templos se entendían como modelos del cosmos con un alto contenido simbólico. Y es que no es de extrañar que los templos se entendiesen como mapa del cosmos puesto que jugaban un rol central en éste. En términos generales el piso representaba la tierra, y el techo los cielos. Las columnas tomaban la forma de plantas que se levantaban desde la tierra, y las murallas eran decoradas con figuras que se relacionaban con la fecundidad. Esta estructura se relacionaba, al mismo tiempo, con algunos mitos primigenios de un estado paradisiaco perdido. Así los templos se configuraban en verdades expresiones de los mitos relacionados con la creación que cumplían el rol de configurar sentido al mundo material más que dotarlo de explicación material (como hoy). El templo de Jerusalén es un claro ejemplo al respecto. Su estructura tripartita era un espejo de la del cosmos, mientras que sus mosaicos representaban la condición primigenia del paraíso.

En relación con las funciones cósmicas no debemos olvidar que los templos en la antigüedad  se asociaban con la primera tierra que habrían emergido de las aguas cósmicas y desde los dioses habrían creado el mundo (u ordenado la materia, o dándole sentido a las cosas…lo que es lo mismo en la Antigüedad).  En relación con esto se explica el que los templos se hayan entendido  como los lugares desde donde emergen las aguas fértiles que riegan los campos y multiplican la vida. Más aún, en algunos casos se relaciona el templo como el lugar desde emerge el sol. Esta última característica la leemos en un himno  sumerio: Oh lugar primigenio, profunda montaña fundada de manera hermosa, brillante, lugar terrible que se posa en prados, un terror cuyas maneras suaves nadie puede entender, Gisbanda, cuello, red, malla, grilletes del mundo subterreno del cual nadie puede escapar, y tu exterior se eleva prominente como una trampa, y tu interior desde donde el sol emerge y las fuentes emanan en plenitud (http://etcsl.orins.ox.ac.uk). 

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